El nacimiento de la aspirina

sábado, 20 de diciembre de 2008

En 1867 el cirujano británico Joseph Lister utilizó por primera vez el fenol para esterilizar heridas, vendajes y material quirúrgico. Así descubrió los antisépticos desinfectantes de uso clínico. Empezó la investigación de un antiséptico que pudiera ser administrado interiormente en pacientes que sufrieran enfermedades bacterianas. Era conocido que el ácido salicílico liberaba fenol en el organismo, de modo que tenían en sus manos el primer paso hacia este tipo de fármacos. Surgió así la primera aspirina, concebida en sus comienzos como antiséptico interno, hasta que se verificó que no era efectiva, no solucionaba la infección y además producía náuseas y alteraciones gastrointestinales en los pacientes. No obstante se observó que reducía la fiebre y el dolor, y aunque no servía como antiséptico, valía la pena la investigación de este nuevo fármaco como eficaz analgésico. Posteriormente fue el químico Félix Hoffman quien mejoró la fórmula inicial sintetizando el derivado acetilo del ácido salicílico , en busca de un remedio para el reumatismo de su padre. Así nació la aspirina, hoy día uno de los fármacos más populares y el más utilizado para combatir la fiebre, el dolor leve o moderado y las inflamaciones debidas a ciertos traumatismos.

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