El atormentado Vincent Van Gogh
El famosísimo pintor holandés, conoció todos los estados de la desesperación: la vanidad herida, el desengaño, la frustración, el fracaso y finalmente el suicidio. Como bien es sabido, hay infinidad de curiosidades acerca de su vida, una vida que fue muchas cosas menos normal. Se dice que aunque respetaba a su padre, no lo amaba, todo lo contrario ya que este en muchísimas ocasiones le menospreciaba de forma cruel y es por ello que Van Gogh firmaba sus cuadros simplemente como “Vincent”, omitiendo claramente su apellido. En una acceso de cólera amenazó a su amigo Paul Gauguin con una navaja y, más tarde, arrepentido, se cortó el lóbulo de su oreja. La famosa oreja de Van Gogh. Está claro que esta auto lesión caracteriza al personaje casi mejor que cualquiera de sus cuadros. Toda su vida sufrió intermitentes ataques de locura, lo que valió una estancia de un año en el manicomio de Saint-Rémy. En esa etapa conocería a otro de sus amigos, el Doctor Gachet que le cuidaría y atendería durante un tiempo. Posteriormente y como agradecimiento Van Gogh le pintó un cuadro, el famoso “Retrato del Doctor Gachet”, que en el futuro sería adquirido por el hombre de negocios japonés Ryoei Saito que pagó 82,5 millones de dólares en una subasta en Christie’s de Nueva York, convirtiéndose en el cuadro más caro subastado hasta ese momento. El único confidente y amigo de Vincent Van Gogh fue su hermano Theo, la única persona en su vida a la que realmente se aferró hasta el final. Vincent Van Gogh se ha ganado una plaza en cualquier selección de artistas malditos. Se pegó un tiro el 27 de Julio de 1890, muriendo dos días después con tan solo 37 años. El Doctor Gachet en un arranque de humanismo, y antes de que acudiesen sus familiares y amigos, depositó un tulipán encima del cuerpo sin vida del pintor.
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